miércoles, 11 de marzo de 2015

La violencia emocional hacia los niños, una cruda realidad.



"El niño que es continuamente desalentado y reprimido pierde la confianza en sí mismo. Sufre de un sentimiento de pánico al que se le llama timidez, una falta de seguridad en sí mismo que en el adulto toma la forma de frustración y sometimiento, e incluso de incapacidad de resistir lo que es moralmente incorrecto. La obediencia que no reconoce los derechos de la razón y la justicia, prepara al adulto a resignarse a todo o ante cualquier cosa. La práctica generalizada en las instituciones educativas de exponer al niño que comete errores a la desaprobación pública, y de hecho a una ridiculización pública, instala en él un terror incontrolable e irracional a la opinión de los demás, sin importar qué tan errónea o injusta sea. Y a través de estas y muchas otras formas de condicionamiento que llevan a un sentimiento de inferioridad, se abre el camino a un espíritu de respeto irreflexivo, y de idolatría de hecho casi sin sentido, en las mentes de adultos paralizados.”

Maria Montessori, “La Educación y la Paz”.

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